martes, 21 de julio de 2009

FE

La Fe es tener la certeza de que cada cosa que nos ocurre tiene una razón de ser. Es caminar por la vida con paso firme, con la cabeza en alto, pensando que todo en nuestra vida está destinado, está siendo escrito y que somos coautores, que tenemos la posibilidad de ser y trascender si así lo deseamos, pero que no podemos seguir el paso solos.

Es a través de la introspección que podemos entender quienes somos, lo que queremos y a dónde queremos llegar. Pero el prejuicio puede alcanzarnos, fácilmente podemos cometer el error de pensar que queremos algo que en realidad no deseamos, y con ello nos desviamos de nuestro sendero.

Pero hay solución: el tiempo.

Es el caer y el tropezar lo que nos ayuda a recapacitar, a arrepentirnos de los errores para no cometerlos más. Con el poder de la oración podemos pedir que se nos ilumine para cambiar en el sentido en que la Fe nos pueda llevar así como a donde queremos y necesitamos llegar. La Fe se convierte entonces en la voluntad que nos ayuda a levantarnos cada día, a luchar cada momento por el avenir.

Es en la tormenta que podemos reflexionar si hemos obrado bien, si vamos por buen camino y si debemos seguir por ese sendero o cambiar el rumbo de nuestras vidas. Y teniendo Fe entendemos entonces que el cambio viene a ser una renovación, porque nada es estático ni debe serlo.

Con la Fe encontramos el camino hacia la verdad, hacia la razón que nos llena, hacia el deseo de vivir, siempre con la frente en alto hacia lo trascendental. Porque entendemos que todo pasa por una razón, que nada en absoluto en nuestra vida carece de sentido. Todo y absolutamente todo, cada instante, cada mirada, cada sonrisa y palabra son parte del plan, son parte de la vida, de nuestras vidas, del camino que hemos emprendido y hacia dónde Dios nos guiará si así se lo pedimos; porque pidiéndole a Dios que se acerque a nuestras vidas podremos encontrarle sentido a cada instante, porque entonces nada es intrascendente, todo tiene una razón de ser en el plan divino, del que todos somos parte.

Pidámosle a Dios que entre en nuestras vidas para guiarlas; porque solos no podemos, no podremos y ni llegaremos al final del camino que debemos seguir. Seamos manos de Dios, seamos, con firme Fe, artistas junto al Señor, y dejémosle a él tomar las decisiones más importantes de nuestras vidas, con Fe, siempre certeros de que él nos llevará hacia el final que quiera para nosotros.

Pero si no se lo pedimos no llegará así de fácil, coadyuvemos con Dios en la construcción de un mejor mundo, uno en el que su pensamiento sea el nuestro, en el que su mano sea la del artista principal y su poder reine dentro de nuestros corazones.

Que el Señor se acerque a nosotros día con día, con la oración de intermedio, pidamos que entre en nuestras vidas y las guíe para que sigamos el camino que debemos seguir.

miércoles, 1 de julio de 2009

Arte

Sobre el arte…

No es fácil la vida del artista… Ante un mundo que se ha olvidado de la importancia de la trascendencia a través de la expresión artística, me encuentro, como cineasta de corazón y de carrera, ante un panorama desolador. Con la experiencia de un primo fallecido lamentablemente hace mes y medio, me encuentro ahora ante un panorama similar al suyo. Aunque no tengo la enfermedad que a él lo mantuvo agobiado durante prácticamente toda su vida, sí me enfrento ante el mismo problema que él tanto encontró: la desvalorización del arte, cualquiera que sea su medio de expresión (él era pintor).

Pocos son los valientes que deciden tomar el camino de la persecución de sus sueños más añorados. Durante una época me encontraba dentro de ese grupo privilegiado de soñadores. Ahora mis tareas diarias y responsabilidades de todo tipo me impiden acercarme a aquello que tanto placer me produce: la creación de cortometrajes o largos que expresen en imágenes y sonido el contenido de mi interior.

Me enfrento ante la disyuntiva de continuar el camino que empecé a esbozar hace ya 5 años con la carrera de Derecho… ahora a tan solo un año de culminar mi carrera, siento añoranza por aquellos tiempos en los que podía expresar mis sentimientos, indignación y pensamientos a través del medio audiovisual.

Aquí no se trata de buscar culpables, pues las decisiones que tomo día con día no pueden ser atribuidas a nadie más. Aunque en el fondo estoy siguiendo un sueño que no es el propio. Y con ello, me invade la frustración de no poder alcanzar lo que añoro.

Pensé en meterme a la carrera de Derecho pues la consideraba como una alternativa a mi falta de trabajo, continué con la misma debido a que encontré no sólo un gusto por la materia sino también porque entendí que el Derecho rige todo lo que nos rodea, aunque en la práctica no siempre sea cumplido. Mi interés por los derechos humanos me mantuvo en la persistencia de la carrera, así como el haber encontrado una fuente de ingresos más estable que la del artista.

Sin embargo, en algún momento dejé de lado mi máxima que era la base de mi estudio de la carrera: el poder tener ciertos ingresos para poder a posteriori dedicarme a la creación de videos documentales. ¿Pero a quién le interesa el video documental? ¿Qué campo de trabajo puedo encontrar en esta clase de especialidad? Esas cuestionantes no hacen más que hacerme sentir decepcionada de la realidad artística… no sé si por ignorancia de las oportunidades que se me puedan abrir o por mi incapacidad de vencer el miedo ante lo desconocido e intentar darlo todo para dedicarme al cine o al video documental.

Hace tres años estuve a punto de dejar la carrera de derecho. En este instante vuelvo a sentir tal deseo. Pues no me llena lo que hago… algo me falta que me carcome el interior. No sé que sea o si quiera si la causal de mi desdicha se encuentre en mi lejanía del medio artístico. Lo que sí sé es que no estoy a gusto en estos momentos, no tengo felicidad, algo me falta… Y no sé dónde buscarlo.

También sé que las cosas deben iniciarse para terminarse, no soy desertora, eso me queda claro. Tengo un deber ante mí misma consistente en la culminación de mi carrera de Derecho. Sin embargo, ahorita no dejo de pensar en cómo conciliar mis actuales obligaciones o responsabilidades con mi apego al cine, mi alma mater.

Espero poder encontrar una forma de equilibrar mis deseos y metas, pues tengo demasiadas aspiraciones, algunas que entran en confrontación directa, otras demasiado elevadas para ser cumplidas por una sola persona.

Sólo el tiempo me dará la paz que requiero y pido sagazmente para poder sentirme plena con aquello a lo que me dedique.

¿El ser humano es egoista por naturaleza?

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